Reciclando pobreza

Para realizar esta información, tuvimos que infiltrarnos en el mundo de los recicladores del distrito de Chaclacayo a fin de obtener información in situ sobre este gran negocio de la basura.

Tres de la mañana, la alarma sonaba insistentemente, teníamos una misión que ni el frío que azotaba la precaria vivienda, lograría detenernos Lista y preparada se encontraba Martha Cañahua, madre de 4 hijos y trabajadora informal del reciclaje de basura, quien confiesa haberse acostumbrado al trajín de levantarse temprano en los seis años que recicla la carretera central.

El triciclo listo, los costales y unos cuantos billetes de 10 soles se alistaban para la jornada del domingo; Martha siempre hace el trabajo sola, pero esta vez hacíamos de copiloto, acompañante, aprendiz de reciclaje o como mejor encaje el término. Empezamos desde Santa Maria de Chosica, en plena carretera central, las bolsas negras nos esperaban “repletas” de basura en las puertas de los clubes campestres, era domingo y ¡teníamos que aprovechar!.Todo sirve para el negocio; botellas de plástico y vidrio, cartones, cuadernos, zapatillas, colchones, papeles, juguetes, artefactos viejos, etc, etc.

Martha no es la única “buceadora” que recicla en la zona, son muchos sus compañeros que compiten con ella, desde robustos jóvenes hasta ancianos y menores de edad se disputan la mejor zona; pero esto no acobarda a Martha que suele decir “que Dios ayuda a quien madruga” y eso lo comprobaríamos luego. Empezó el buceo, cada costal va seleccionado; botellas por un lado, cartones y papeles por el otro; Desatar las bolsas de basura, hurgar en ellas para luego volverlas a amarrar, se ha convertido en todo una destreza para Martha y sus amigos.

Cartas de amor, agendas personales, fotografías de novios, DNI, cuentas del banco, exámenes de colegios, entre otras curiosidades se encuentran quienes hurgan en los basurales...el secreto es abrir bien los ojos, estar atentos, pero sobre todo ir despacio, muy despacio.

Ya amaneció y nos encontramos en Chaclacayo, tiritando de frío y en busca de mas bolsas que no siempre son negras; El alcalde de este distrito Alfredo Valcárcel ha prohibido el reciclaje, a consecuencia de las denuncias de los vecinos que vinculan los robos de sus viviendas a los recicladores; por ese motivo nos dirigimos con cautela al río que es usado por los pobladores de Morón como único basurero.

Estábamos a orillas del río Rimac, llenando los costales con algo más que basura, cuando se escuchó la estruendosa voz de Jaime, un drogadicto de la zona que al lado de otros pernoctaron la noche anterior en una covacha que les sirve de refugio para fumar y tomar.

-hey tía, déjate alguito, para el richi- sino, ¡no pasas, el río es mío!

La orden ya estaba dada, querían algunas monedas para comprar dizque comida; Martha ni se sorprendió por tal amenaza, sabía que si no le daba ese “alguito”, sencillamente no podía continuar con su labor de reciclar; le habían robado tantas veces que había perdido la cuenta. Fue así que de una bolsita plástica sacó una moneda de sol y se la lanzó.

Teníamos cerca de cuatro horas reciclando, el triciclo ya estaba repleto de costales, listo para ser vendidos. Nos dirigíamos a la entrada de Huaycan, ahí unos letreros de publicidad nos esperaban: “se compra botellas de plástico y vidrio”, mas allá habían otros “compro chatarra” , “compramos cobre, plomo y aluminio”, parecía un mercado todos venían de distintos lugares (Huaycan, Vitarte, Chosica) al mismo tiempo que se disputaban a sus potenciales vendedores.

Pero, ¿cuánto puede valer la basura que congrega a decenas de personas en esta actividad del reciclaje? No terminaba de preguntarme, cuando pude comprobar cual era el final de los cables de teléfonos que se roban en plena carretera central...el cable tiene cobre y el kilo de este metal cuesta 18 soles, dinero extendido de poste a poste y por eso muchos poblados se quedan incomunicados por varios dias.

Martha pesó sus costales, su rostro sudoroso y sucio expresaba satisfacción, la jornada dominical había sido buena, 30 kilos de botellas de plástico ( a sol el kilo) y 2 de botellas de vidrio ( 30 centavos cada kilo), 8 de cartón ( 20 centavos de sol el kilo) y 20 kilos de papel ( 0.25 centavos de sol el kilo)...un promedio de 37 soles de ganancia es lo que sacó Martha para gastar el domingo...ella sabe que la fábrica de chompas que utilizan el plástico para producir fibra de lana comprarían sus botellas a sol con 50 céntimos por kilo, pero le demandaría mas esfuerzo y tiempo, por eso recurre a los intermediarios que doblan sus ganancias a esfuerzos de éstos maltratados recicladores.
Martha envuelve sus costales, guarda su ganancia y empuja nuevamente su triciclo., camina mirando el piso. Cada vez que se marcha a casa no puede evitarlo, camina con la cabeza gacha, como buscando qué recoger, qué levantar de las sucias y polvorientas calles de la carretera central, debe cocinar para sus pequeños hijos, para cuando llegue ese momento, ya se habrá olvidado de lo que vio, tocó y olió.
(Martha accedió a este informe con la única condición que su historia no la registre con fotografías)

Reflexión :

las autoridades del cono este de Lima deben aplicar la ley General de Residuos Sólidos, por el buen desarrollo de los distritos y por la salud de quienes “bucean” diariamente entre los basurales.
Los intermediarios clandestinos, funcionan en zonas urbanas, sin estar debidamente registrados ante la DIGESA.

Los buceadores pese a realizar el trabajo más riesgoso no cuentan con derechos laborales. Estas actividades las ejecutan en condiciones precarias y de extrema insalubridad siendo los niños los más afectados con enfermedades de TBC, ASMA, ENFERMEDADES GASTROINTESTINALES, ETC