LOS HUAYCOS EN CHOSICA, FURIA DE LA NATURALEZA Y MIOPIA DE LAS AUTORIDADES

Por Julio Yovera

El último jueves santo en las últimas horas de la tarde seis huaycos se convirtieron en el azote de Dios, en el coletazo de la naturaleza, en el visitante cruel que nadie espera. La casa de la infancia de mis hijos y de todos mis sobrinos, quedó bajo escombros. Nada se salvó. Lo mismo ocurrió con la casa de la familia Zeballos, Arenas, Quiroz, Vilcapoma, Espinoza, Rojas, Coila, y centenas de familias más que ahora viven en la intemperie.

Los fenómenos de la naturaleza se dan al margen de la voluntad del ser humano.  Hace años el pueblo de Moyopampa del cual fui su Secretario General, desarrolló una tenaz oposición contra el cinco veces reelecto alcalde Luis Bueno Quino. Dijimos entonces que el problema de Chosica no era de florecillas y jardines, y parquecitos y farolitos, más aún cuando sobre nuestras cabezas pendían miles de toneladas de piedra de precaria estabilidad, y que muchos miles de ellas eran residuos acumulados por la ex empresa Hidroandina cuando se construyó la Central Hidroeléctrica de Moyopampa.

Siendo así, el Gobierno Central, el Gobierno Local, debían emplazar a la empresa EDEGEL y coordinar de manera estrecha con la población. Esa fue y es nuestra exigencia. El alcalde Bueno, cuando no, desarrolló toda una campaña de hostilización contra nosotros. Buscaba desprestigiarnos por todos los medios. Y los que éramos –y somos oposición- pasamos a ser sus enemigos. EDEGEL se lavó las manos. El recordado y respetable Alberto Andrade Carmona entendió el tema pero no efectivizó nada. Luis Castañeda solo se quedó en algunas escaleras y no avanzó más.

Hace menos de un mes la zona de curso del huayco, calle Miguel Grau o Quebrada Carosio, fue afirmada con cemento y fueron asfaltadas las calles Andrés Avelino Cáceres y Jorge Chávez.  La población se alegró y celebró. Tiene razón pues ese es un aspecto de la modernidad; también se manifestó la alegría nada sana de los que son proveedores y los empleados del alcalde, que en Moyopampa hacen todo lo posible por ser eficientes, aunque vienen demostrando que son unos perfectos inútiles aunque con espíritu de pillos, pues, han aprendido a vivir de los demás y sacar provecho hasta de las desgracias, su sinvergüencería los lleva a pedir apoyo a los moyopampinos residentes en el extranjero.

Nosotros, insistimos que era una obra paliativa. Hoy queda demostrado cuáles son los puntos medulares que una autoridad responsable, con visión, con criterio y sin la demagogia del actual, debe tener en cuenta.

El pueblo de Moyopampa, moradores de la quebrada Juan Carosio y zonas adyacentes, el día viernes santo, a las nueve y treinta de la mañana tuvieron que tomar la Carretera Central por dos horas y media para que las maquinarias y la ayuda efectiva se haga presente, pues, hasta entonces no había ni una carretilla de parte de la Municipalidad Provincial y Distrital. Recién cuando se tomó esa decisión apareció el alcalde y se comprometió ante los pobladores a poner maquinaria y volquetes para limpiar las calles y miembros del equipo de serenazgo para ayudar a limpiar las casas.

Hasta el momento el gobierno local viene cumpliendo con la palabra empeñada. Sus dirigentes auténticos estar!n atentos para que se haga en toda su extensión.  Es más, somos de la opinión que los sectores involucrados deben coordinar y esforzarse para emprender una nueva visión de desarrollo del distrito, donde el eje de la propuesta sea la seguridad, y a partir de ella, lo demás.

Los pobladores de Chosica merecen seguridad y tranquilidad. Los escépticos dirán pero si ese fenómeno de la naturaleza es inevitable, qué podemos hacer nosotros? Sí, es inevitable pero es mitigable. Y nosotros podemos hacer mucho, por ejemplo, empezar a gestionar hasta que se hagan efectivas las obras que hasta ahora y por largos años vienen siendo inatendibles porque no tenemos de parte del gobierno local el liderazgo que Chosica merece.

En esta cruzada de defensa de la vida, esperamos tener el apoyo de la Municipalidad Metropolitana de Lima. Ojalá la señora Villarán lo entienda y lo asuma