Espeluznante historia de Luis, ex serenazgo de Chosica infectado con VIH SIDA
LO “PEPEARON” Y AMANECIÓ ACOSTADO CON EL ALCALDE
Nada se hubiera escrito de Luís sino fuera porque aceptó trabajar en el serenazgo de Chosica. Luís estaba sentado frente al mar, pensando en su tragedia, en aquel día en que el médico le mostró su exámenes de sangre y le había dicho secamente que era portador del virus del sida. Luís era un jóven de 26 años de edad y trabajaba en el serenazo de Chosica. Era un jóven medianamente atlético, con un atractivo especial para las mujeres. La tragedia comenzó cuando se le presentó la oportunidad de trabajar para el serenazgo, donde se suele reclutar mayormente jóvenes, muchos de los cuales suelen convertirse en parte del “harem” del alcalde Bueno Quino. Pero había una dificultad, Luís gustaba de las mujeres y tenia una ojeriza especial por los homosexuales sin embargo, para el alcalde nada es imposible en materia de calzoncillos, así que era cuestión de tiempo ver como atraer a Luís a las redes del burgomaestre. El alcalde había sido informado del rechazo que Luis sentía por los homosexuales así que cierto día le llego una invitación para ir a casa del alcalde, le habían dicho que éste estaba muy contento con su trabajo y que quería felicitarlo de manera especial. En la reunión, la música y los tragos fueron creando un ambiente de mucha alegría. Las horas pasaban y Luis departía con todos los amigos sin sospechar que ese lugar sería escenario de una tragedia que cambiaría su vida por completo. Casi al borde de las once de la noche ya se hablaba del fin de la fiesta cuando de pronto el alcalde la ofreció un brindis que Luís aceptó gustosamente sin imaginar que sería el trago más amargo de su vida. Poco después de sorberse el trago, Luis sintió que todo cambiaba en él. Sentía que la lengua se le endurecía y la vista comenzaba nublarse mientras una extraña pesadez se apoderaba de su cerebro. De pronto una fatiga generalizada se apoderaba de su cuerpo. A lo lejos le parecía aún oír un poco de las risotadas de los amigos mientras los ojos, sentía que se le cerraban, lo mismo sentía de sus párpados que le pesaban como bolsas de cemento. Estaba sentado en un confortable sillón.
Nada se hubiera escrito de Luís sino fuera porque aceptó trabajar en el serenazgo de Chosica. Luís estaba sentado frente al mar, pensando en su tragedia, en aquel día en que el médico le mostró su exámenes de sangre y le había dicho secamente que era portador del virus del sida. Luís era un jóven de 26 años de edad y trabajaba en el serenazo de Chosica. Era un jóven medianamente atlético, con un atractivo especial para las mujeres. La tragedia comenzó cuando se le presentó la oportunidad de trabajar para el serenazgo, donde se suele reclutar mayormente jóvenes, muchos de los cuales suelen convertirse en parte del “harem” del alcalde Bueno Quino. Pero había una dificultad, Luís gustaba de las mujeres y tenia una ojeriza especial por los homosexuales sin embargo, para el alcalde nada es imposible en materia de calzoncillos, así que era cuestión de tiempo ver como atraer a Luís a las redes del burgomaestre. El alcalde había sido informado del rechazo que Luis sentía por los homosexuales así que cierto día le llego una invitación para ir a casa del alcalde, le habían dicho que éste estaba muy contento con su trabajo y que quería felicitarlo de manera especial. En la reunión, la música y los tragos fueron creando un ambiente de mucha alegría. Las horas pasaban y Luis departía con todos los amigos sin sospechar que ese lugar sería escenario de una tragedia que cambiaría su vida por completo. Casi al borde de las once de la noche ya se hablaba del fin de la fiesta cuando de pronto el alcalde la ofreció un brindis que Luís aceptó gustosamente sin imaginar que sería el trago más amargo de su vida. Poco después de sorberse el trago, Luis sintió que todo cambiaba en él. Sentía que la lengua se le endurecía y la vista comenzaba nublarse mientras una extraña pesadez se apoderaba de su cerebro. De pronto una fatiga generalizada se apoderaba de su cuerpo. A lo lejos le parecía aún oír un poco de las risotadas de los amigos mientras los ojos, sentía que se le cerraban, lo mismo sentía de sus párpados que le pesaban como bolsas de cemento. Estaba sentado en un confortable sillón.
LO “PEPEPAN” EN UNA FIESTA En lo más intimo de su ser sentia la necesidad de no dormir y luchaba por mantenerse despierto pero era inútil, el sueño le vencía, pasaba por encima de él inexorablemente. Casi al final de la última resistencia que ofrecía, observó el rostro del alcalde y su expresiva risotada. Por un instante esa risotada le pareció a un personaje arrancado de las películas de terror y misterio. Y en ese instante todo acabo, su mente se cerró como una pesada cortina de color negro. No recordó más y quedo allí casi inerte en ese sillón de fina caoba.
DESPERTO EN CAMA DEL ALCALDE A la mañana siguiente, Luis despertó con una pesadez bárbara en el cerebro y se vio durmiendo en una cama que no era de él. Sus ojos rojizos recorrieron lentamente toda la habitación y vio allí un televiso0r sobre la esquina de una de las paredes, un gran espejo mientras el ladrido de un perro le llegaba lento a los oídos como desde muy lejos. Meses después recordaría mientras le contaba a unos amigos que esa mañana en la habitación, observó que a su lado dormía el alcalde Bueno Quino quien segundos después despertó y le saludaba cariñosamente. El alcalde, - según lo que contaría a su amigos- se levanto y desapareció unos instantes para regresar al poco rato con un vaso con un jugo aparentemente de papaya. Se lo ofreció, y Luís bebió con avidez pues sentía sed producto de la resaca. Según las fuentes de información, Bueno Quino encendió el equipo musical y abandonó la habitación. Instantes después, Luis sintió que le asaltaban las ganas de copular, de tener relaciones sexuales. Se llevó una de las manos a sus partes y froto casi instintivamente los genitales. Su cuerpo parecía un brasero. Allí mismo pensó cómo llegó hasta esa casa, porqué estaba allí, qué había pasado, porqué no estaba en la cama de su cuarto. De pronto la presencia del alcalde -quien regreso al cuarto- lo sacaron bruscamente de sus preguntas. El alcalde volvió a acostarse con él y le ofreció sus posaderas. Luís monto en lujuria y ocurrió el acto contranatura. Aparentemente todo había concluido allí y pensó que esa experiencia era parte de una vivencia de juventud. Poco tiempo después se vio obligado a cambiar de trabajo y se fue al Callao donde era necesario someterse a algunos exámenes. Allí salto la liebre cuando el médico se acercó a Luís fríamente con unos papeles en la mano y le dio la noticia que Luís lo tomó como una bala en el pecho.
-¡Usted es portador del VIH SIDA!, le dijo el galeno.
Luís sintió que la tierra se caía sobre él. Tenía en sus manos un papel que certificaba que estaba sentenciado a muerte, que tenia la enfermedad más tenebrosa de la era tecnológica, la enfermedad incurable conocida también como la “peste rosa”, una versión de la lepra en los tiempos antiguos. Una enfermedad que está arrasando con la salud de la población mundial, que comenzó como una epidemia y ahora se ha convertido en una pandemia. El sida que actualmente cobra vidas como la gripe mataba miles en la antigüedad. Luís se sintió como un reo que ha sido condenado a muerte .por un instante le pareció haber perdido conciencia de su propia identidad y de sus seres queridos más cercanos. Por momentos no sabía si estaba en la realidad o en la nebulosa red de un sueño trágico, infeliz o en el personaje de alguna novela de terror.
ESTABA DESTROZADO Pero vuelto a la realidad sintió la necesidad de llorar amargamente. Intento con su mente eludir su realidad y volver el tiempo atrás, pensó también que podría tratarse de un error que una confusión en los exámenes de sangre le estaban endosando la cualidad de sidoso. No sabía si el médico o el papel le habían quitado la vida. Salio del centro hospitalario y comenzó a caminar, parecía sentirse como la envoltura de un papel de algún chocolate tirado sobre la calle, llevado por los vaivenes del viento, de un lugar a otro. De pronto, casi sin percatarse estuvo frente al mar. El olor de la flora marina le llegó de lleno, vio unas piedras a la orilla de la playa y se sentó sobre una de ellas. Allí comenzó a desahogarse y lloro sin consuelo, como un niño extraviado en un laberinto de soledades, entonces su mente comenzó a exigir respuestas a las preguntas naturales del consciente. ¿Cómo había pasado esta tragedia?, ¿dónde se había contagiado?, ¿quién lo contagio?, ¿acaso se había acostado últimamente con alguna inquieta meretriz? Entonces su mente corrió velozmente a despejar una incógnita , hilvano fino, largo y tendido, y recordó que un día había amanecido acostado con el alcalde en el propio dormitorio de éste, que en serenazgo de Chosica se hablaba abiertamente de la homosexualidad del burgomaestre.Recordó también la reunión previa donde había bebido hasta el hartazgo y que sintió una extraña necesidad de dormir y que ese sueño le venia pesadamente mientras observaba casi al final de sus pestañeos el rostro del alcalde con las mandíbulas abiertas producto de las sonrisas mientras le miraba casi de reojo.Recordó también aquel jugo de papaya que excitó sus instintos y la copula carnal, el coito con el alcalde. No cabían dudas que él le había trasmitido el virus aterrador. Destrozado anímicamente se incorporó y volvió a casa para increparle al alcalde pues aún era trabajador del serenazgo.
USTED ME CONTAGIO...Apenas tuvo oportunidad de enfrentarlo al alcalde le dijo:- Usted me contagio- No sé de qué estas hablando- Usted me contagio el sida..- ¿Yo? Con quien te habrás metido.- Luís salió amargamente del despacho de alcaldía, y con algunos amigos se fue a beber para olvidar por un momento su drama.- Al día siguiente, su tarjeta había sido retirada, ya no pertenecía al municipio y desde aquel día no paró de beber. Se abandonó a si mismo.- Muy preocupada por el comportamiento de su hijo, su madre creyó que bebía porque había perdido el empleo y hablo con los amigos de éste pidiéndoles que le aconsejaran.- Nuestras fuentes Mario y Carlos hablaron con Luís y le dijeron que debía cambiar su conducta, que su madre estaba sufriendo. Primero lo escuchó entre cínico y burlón pues todos creían que bebía porque lo despidieron del trabajo pero al ver la sinceridad con que pretendían aconsejarle, Luís resolvió contarles su verdad, su dramática verdad. No sin antes hacerse prometer por ello que jamás le contarían la verdad a su madre, que se había acostado con el alcalde Bueno Quino.- Luís se sintió tan afectado emocionalmente por esta enfermedad que renuncio incluso a medicarse pues tenia información que podría vivir unos seis u ocho años antes que la enfermedad se manifestara abiertamente.- Sin embargo, no pasaron ni tres años de este contagio cuando una simple gripe lo llevó al hospital. Pero esa simple gripe lo desplomó pues en cuatro días de diarreas perdió cerca de 20 kilos. Posteriormente se supo por testimonio de su propia madre que Luís entró en Shock cuando fue llevado al pabellón de los enfermos terminal de SIDA.- Luís le pidió en todo instante a su madre que no lo llevaran a Chosica, que lo trasladara a su casa de Chorrillos. Allí pasó sus últimos días pidiendo a su madre que lo dejaran morir tranquilo. - Según nuestras ultimas informaciones de confidentes, hasta la fecha la madre de Luís no conocería el identidad real de quien contagio a su hijo a pedido expreso de la victima de esta historia dramática que no es la única pues aun no ha terminado de escribirse la historia del alcalde chosicano.
ESTABA DESTROZADO Pero vuelto a la realidad sintió la necesidad de llorar amargamente. Intento con su mente eludir su realidad y volver el tiempo atrás, pensó también que podría tratarse de un error que una confusión en los exámenes de sangre le estaban endosando la cualidad de sidoso. No sabía si el médico o el papel le habían quitado la vida. Salio del centro hospitalario y comenzó a caminar, parecía sentirse como la envoltura de un papel de algún chocolate tirado sobre la calle, llevado por los vaivenes del viento, de un lugar a otro. De pronto, casi sin percatarse estuvo frente al mar. El olor de la flora marina le llegó de lleno, vio unas piedras a la orilla de la playa y se sentó sobre una de ellas. Allí comenzó a desahogarse y lloro sin consuelo, como un niño extraviado en un laberinto de soledades, entonces su mente comenzó a exigir respuestas a las preguntas naturales del consciente. ¿Cómo había pasado esta tragedia?, ¿dónde se había contagiado?, ¿quién lo contagio?, ¿acaso se había acostado últimamente con alguna inquieta meretriz? Entonces su mente corrió velozmente a despejar una incógnita , hilvano fino, largo y tendido, y recordó que un día había amanecido acostado con el alcalde en el propio dormitorio de éste, que en serenazgo de Chosica se hablaba abiertamente de la homosexualidad del burgomaestre.Recordó también la reunión previa donde había bebido hasta el hartazgo y que sintió una extraña necesidad de dormir y que ese sueño le venia pesadamente mientras observaba casi al final de sus pestañeos el rostro del alcalde con las mandíbulas abiertas producto de las sonrisas mientras le miraba casi de reojo.Recordó también aquel jugo de papaya que excitó sus instintos y la copula carnal, el coito con el alcalde. No cabían dudas que él le había trasmitido el virus aterrador. Destrozado anímicamente se incorporó y volvió a casa para increparle al alcalde pues aún era trabajador del serenazgo.
USTED ME CONTAGIO...Apenas tuvo oportunidad de enfrentarlo al alcalde le dijo:- Usted me contagio- No sé de qué estas hablando- Usted me contagio el sida..- ¿Yo? Con quien te habrás metido.- Luís salió amargamente del despacho de alcaldía, y con algunos amigos se fue a beber para olvidar por un momento su drama.- Al día siguiente, su tarjeta había sido retirada, ya no pertenecía al municipio y desde aquel día no paró de beber. Se abandonó a si mismo.- Muy preocupada por el comportamiento de su hijo, su madre creyó que bebía porque había perdido el empleo y hablo con los amigos de éste pidiéndoles que le aconsejaran.- Nuestras fuentes Mario y Carlos hablaron con Luís y le dijeron que debía cambiar su conducta, que su madre estaba sufriendo. Primero lo escuchó entre cínico y burlón pues todos creían que bebía porque lo despidieron del trabajo pero al ver la sinceridad con que pretendían aconsejarle, Luís resolvió contarles su verdad, su dramática verdad. No sin antes hacerse prometer por ello que jamás le contarían la verdad a su madre, que se había acostado con el alcalde Bueno Quino.- Luís se sintió tan afectado emocionalmente por esta enfermedad que renuncio incluso a medicarse pues tenia información que podría vivir unos seis u ocho años antes que la enfermedad se manifestara abiertamente.- Sin embargo, no pasaron ni tres años de este contagio cuando una simple gripe lo llevó al hospital. Pero esa simple gripe lo desplomó pues en cuatro días de diarreas perdió cerca de 20 kilos. Posteriormente se supo por testimonio de su propia madre que Luís entró en Shock cuando fue llevado al pabellón de los enfermos terminal de SIDA.- Luís le pidió en todo instante a su madre que no lo llevaran a Chosica, que lo trasladara a su casa de Chorrillos. Allí pasó sus últimos días pidiendo a su madre que lo dejaran morir tranquilo. - Según nuestras ultimas informaciones de confidentes, hasta la fecha la madre de Luís no conocería el identidad real de quien contagio a su hijo a pedido expreso de la victima de esta historia dramática que no es la única pues aun no ha terminado de escribirse la historia del alcalde chosicano.
Comentarios
esto es real desde que se inicio serenazgo en 1997 tenia relaciones con los serenos a cambio de trabajo.