HUAICO EN CHOSICA: DESGRACIA QUE SE PUDO EVITAR

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CRONICA DE UN DESASTRE ANUNCIADO

Nada hacía presagiar que un día apacible de sol se convertiría en una pesadilla de llanto y zozobra. Era la tarde del jueves 5 de abril, cuando una estrepitosa e inusual lluvia empezó a golpear fuertemente los techos de calamina de las viviendas contiguas a mi domicilio. Ese ruido estridente nos avisaba que la desgracia asomaba en Chosica.

Por las calles ya afluían cantidades de agua que ya para ese entonces alcanzaban los 40 centímetros de alto Habían transcurrido solo diez minutos de intensa lluvia y el caos se apoderó de las familias que corrían de un lado a otro. Las mamás buscaban a sus menores hijos que seguramente a esa hora (4:02 pm) jugaban con otros niños sin presagiar el drama que vivirían.

Familias enteras empapadas por la lluvia huían del rio Rímac, gritando despavoridas que el rio de desbordaba: ¡Salgan, salgan que el huaico viene!.

Hasta ese momento había mantenido la calma (no tenía otra opción) porque dentro de mi domicilio se encontraba mi anciana, pero valiente madre de 77 años, quien desde el tercer piso trataba infructuosamente de evacuar el agua que se desbordaba en el techo hacia el primer piso, inundando parte de la casa.

Para ese momento las comunicaciones habían colapsado, en particular el operador de CLARO. Comprobé una vez más que las comunicaciones en el Perú es otro desastre Solo movistar con la red de RPM estaba viable. Fue así que pude informarme de la cantidad de huaicos que caian en todas las quebradas de los cerros aledaños al distrito.

La lluvia cesó parcialmente por espacio de diez minutos y cuando todos nos disponíamos a secar lo inundado, volvió con más fuerza y agresividad que en el primer tiempo.

Un ruido atronador que provenía de los cerros provocó la histeria colectiva entre quienes aterrados, sin saber a dónde ir y qué hacer, mirábamos los deslizamientos de grandes rocas y lodo que caían y destruían las casas como si fueran naipes. Los cerros de virgen del Rosario, Santo Domingo, San Juan de Bellavista, Mariscal Castilla nos ofrecían en zona vip, un espectáculo aterrador al que jamás me gustaría volverlo a ver.

Debo asumir que un halo de miedo se apoderó doblemente de mí. No sabía a dónde llevar a mi madre, sin exponerla a que resbalemos o que nos encontremos con un huaico en el camino de huida. No sabía si los puentes que nos unen con la margen derecha todavía estaban en pie. Acertada decisión de mi madre que no quiso obedecerme cuando le exigí que abandonáramos la casa. Hoy sé que estábamos rodeados de huaicos.

Nos cortaron la energía eléctrica (dos postes de luz habían caído en el barrio de la libertad y otros daños similares ocurrieron por la cantuta). Felizmente aún teníamos la luz natural que para esa hora ya era tenue e insuficiente.

Mucha gente que tenía la intención de refugiarse en el cerro como en años anteriores, escapó al parque central, cargando a sus hijos pasaron la transitada calle 28 de julio que ya tenía forma de rio y subieron las escaleras con acceso a la carretera central que también traía lodo y piedras.

Seguía lloviendo y estábamos incomunicados con la señal de Claro, sin energía eléctrica para escuchar las informaciones de la radio, el tránsito estaba detenido en Chaclacayo, por lo tanto nuestros familiares tuvieron que caminar desde ese distrito vecino, (donde también cayó huaico en la zona de los cóndores, cerca al puente Los Ángeles) hasta el jirón Arequipa. Centenares de personas caminaron cerca a quince kilómetros, no podían ingresar de otra manera a Chosica.

He nacido y vivido toda mi edad en este distrito. He visto y cubierto -periodísticamente- huaicos de desborde del rio. Me considero una persona que difícilmente se asusta, sé reaccionar de manera coordinada ante una emergencia…pero debo confesar que éste me agarró desprevenida, me impactó a los ojos y me sacudió emocionalmente hasta las lágrimas.

A mi querida vecina    LEONOR JULCA YUCRA             Q.E.P.D     

Fallecida en el huaico que asoló Chosica el 5 de abril y por el desinterés del alcalde Luis Bueno en no realizar trabajos de prevención ante una catástrofe anunciada.